lunes, 4 de mayo de 2020

El diablo en terapia

Hummels V "El diablo en terapia"

— Buenos días doctora.

— Buenos días, ¿Es su primera sesión?

— Con usted si pero no es la primera en mi vida.

— ¿En serio? Dígame como le fue en el pasado.

— He hecho esto tantas veces que no recuerdo bien todas.

— No se preocupe el día de hoy empezaremos desde cero.

— Eso sería de mucha ayuda, ya que no creo soportar más de esas cosas del psicoanálisis.

— ¿Le desagrada?

— No solo me trae malos recuerdos, Austria en ese tiempo no era tan agradable pero ese señor barbudo era muy interesante, creo que ustedes lo llaman el padre del psicoanálisis.

— ¿Cuántos años tiene usted?

— Más que la mayoría.

— Bueno entonces hágame un resumen de se ha sentido en los últimos días.

— Estresado, tengo mucho trabajo además hay muchas personas que me echan la culpa por cosas que no he hecho.

— ¿Siente que es perseguido?

— Incomprendido por algunos, otros me adoran, la opinión de la gente es muy variada.

— ¿Y como te hace sentir la opinión de los demás?

— Sinceramente no me importa pero cada vez que vengo no puedo dejar de escuchar lo mismo, ya tengo suficiente con mi padre.

— ¿Tiene problemas con su papá?

— Yo lo llamaría algo más que un problema después de todo fui expulsado de casa.

— ¿Cree que papá tuvo razón al expulsarlo?

— Creo que exagero, no permite que nada salga de su control y cuando yo lo hice pague las consecuencias.

— ¿Has hablado con él?

— No puedo pero creo que usted lo lograría si junta las manos, todo siempre tiene que ver con ustedes los humanos.

— Si te molesta la sociedad ¿Por qué vives en ella?

— Porque son interesantes, en la actualidad las únicas personas realmente cuerdas son las que causan caos, esos tipos me agradan.

— ¿Estás de acuerdo con el caos?

— Claro solo los locos le temen.

— ¿Entonces quien es alguien cuerdo?

— Alguien rebelde.

— ¿Por qué pienso eso?

— Porque no es una medida de salud mental ser estable en una sociedad enferma.

— ¿Entonces por qué estás aquí?

— No lose, tal vez quiero estar aquí sin abandonar nada como antes.

— ¿Has abandonado el tratamiento?

— No es eso, además son los doctores los que se van.

— ¿Es eso cierto o te rindes?

— Creo que es un poco de ambas pero no sé preocupe está vez estoy decidido a continuar.

— ¿Que te hizo cambiar de opinión?

— Está llamada terapia al inicio pensé que no servía para nada y aunque los avances son pequeños con el pasar del tiempo pienso que realmente ayudan.

— Es bueno que tengas avances.

— Lo bueno dentro de lo malo, siempre hay esperanza.

Sonó la alarma que indicaba el fin de la sesión.

— Muchas gracias doctora, tenga.

El hombre arrojó una moneda a las manos de la doctora, ella la tomo, era una moneda oscura sin ningún grabado.

— ¿Qué es esto?

— Algo que tal vez le sea útil pronto, una moneda para Caronte.

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