Hummels V "El diablo en terapia"
— Buenos días doctora.
— Buenos días, ¿Es su primera sesión?
— Con usted si pero no es la primera en mi vida.
— ¿En serio? Dígame como le fue en el pasado.
— He hecho esto tantas veces que no recuerdo bien todas.
— No se preocupe el día de hoy empezaremos desde cero.
— Eso sería de mucha ayuda, ya que no creo soportar más de esas cosas del psicoanálisis.
— ¿Le desagrada?
— No solo me trae malos recuerdos, Austria en ese tiempo no era tan agradable pero ese señor barbudo era muy interesante, creo que ustedes lo llaman el padre del psicoanálisis.
— ¿Cuántos años tiene usted?
— Más que la mayoría.
— Bueno entonces hágame un resumen de se ha sentido en los últimos días.
— Estresado, tengo mucho trabajo además hay muchas personas que me echan la culpa por cosas que no he hecho.
— ¿Siente que es perseguido?
— Incomprendido por algunos, otros me adoran, la opinión de la gente es muy variada.
— ¿Y como te hace sentir la opinión de los demás?
— Sinceramente no me importa pero cada vez que vengo no puedo dejar de escuchar lo mismo, ya tengo suficiente con mi padre.
— ¿Tiene problemas con su papá?
— Yo lo llamaría algo más que un problema después de todo fui expulsado de casa.
— ¿Cree que papá tuvo razón al expulsarlo?
— Creo que exagero, no permite que nada salga de su control y cuando yo lo hice pague las consecuencias.
— ¿Has hablado con él?
— No puedo pero creo que usted lo lograría si junta las manos, todo siempre tiene que ver con ustedes los humanos.
— Si te molesta la sociedad ¿Por qué vives en ella?
— Porque son interesantes, en la actualidad las únicas personas realmente cuerdas son las que causan caos, esos tipos me agradan.
— ¿Estás de acuerdo con el caos?
— Claro solo los locos le temen.
— ¿Entonces quien es alguien cuerdo?
— Alguien rebelde.
— ¿Por qué pienso eso?
— Porque no es una medida de salud mental ser estable en una sociedad enferma.
— ¿Entonces por qué estás aquí?
— No lose, tal vez quiero estar aquí sin abandonar nada como antes.
— ¿Has abandonado el tratamiento?
— No es eso, además son los doctores los que se van.
— ¿Es eso cierto o te rindes?
— Creo que es un poco de ambas pero no sé preocupe está vez estoy decidido a continuar.
— ¿Que te hizo cambiar de opinión?
— Está llamada terapia al inicio pensé que no servía para nada y aunque los avances son pequeños con el pasar del tiempo pienso que realmente ayudan.
— Es bueno que tengas avances.
— Lo bueno dentro de lo malo, siempre hay esperanza.
Sonó la alarma que indicaba el fin de la sesión.
— Muchas gracias doctora, tenga.
El hombre arrojó una moneda a las manos de la doctora, ella la tomo, era una moneda oscura sin ningún grabado.
— ¿Qué es esto?
— Algo que tal vez le sea útil pronto, una moneda para Caronte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario