lunes, 4 de mayo de 2020

Lágrimas

Roberto recibió un mensaje de su sobrino Rafael:

"Tío, he roto la relación con mi padre porque ha maltratado psicológicamente a mi madre y a mi hermano. No me ha maltratado a mí, pero he tenido que soportar las consecuencias del maltrato a ellos

"Las constantes de su conducta son el malhumor, el sarcasmo y la crueldad. Todo puede deberse a que tiene una patología mental. Soy licenciado en psicología y le encuentro síntomas de psicosis. Ha perdido contacto con la realidad. 'Su realidad' es que tanto mi madre como mi hermano son homosexuales. Su mujer le habría engañado durante años para ocultar su lesbianismo. Su hijo le mentía para ocultar su homosexualidad. Esta es su película. Pero lo que dice es falso. 

"Mi diagnóstico es 'delirio encapsulado', una patología que no impide el desempeño socio-laboral del individuo. Creo que mi padre es un enfermo mental. En la familia hubo un caso de psicosis, pero se ha ocultado sistemáticamente... eran otros tiempos, lo comprendo. 

"Mi padre es un esquizofrénico sin medicación, un esclavo de su pasado ultracatólico y una persona triste. Tres psiquiatras diferentes determinaron que fue el responsable directo de que mi hermano enfermara mentalmente. 

"Tal vez mi padre ha maltratado psicológicamente a mi madre y a mi hermano por pura maldad. Prefiero pensar que esta no sea la causa, lo deseo de todo corazón".

Roberto respondió a su sobrino:

"Gracias por tu confianza, Rafael. Conocí a tu padre desde que nació, porque soy mayor que él. Sé cómo transcurrieron su infancia y su juventud. Incluso vivimos juntos un tiempo, después de abandonar la casa de nuestros padres. También a ti te conozco desde que naciste, pero no he convivido contigo, salvo de visita. Tú conoces a tu padre desde hace 30 años. Yo desde hace 65. Él ha pasado por donde tú estás pasando, aunque con muchas más dificultades, que lógicamente desconoces, pero tú no has pasado por donde pasó él antes de que nacieras. 

"Ni te doy ni te quito la razón, porque no conozco su versión del enfrentamiento entre vosotros, pero ya que terminas tu confidencia recurriendo a una palabra mágica, el corazón, que es algo más que una víscera, y a tu edad ya lo sabes, trata de buscar un entendimiento con tu padre a través de esa vía. Puedo asegurarte que tienes más formación que él y que tu corazón no está tan herido como el suyo, de forma que te recomiendo aplicar al conflicto un primer alivio por tu parte, la compasión. Siéntela a fondo, sin decírselo, porque eso ofende. 

"Llámale un día y dile que quieres hablar con él de su infancia y de su juventud, que te las cuente, que nunca lo ha hecho y que no las conoces. Dile que le quieres. Añade que lo que no se conoce, no se entiende ni se ama. Es fácil que acepte, pero debes estar dispuesto a verle llorar".

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