Al regresar a casa, encontramos a papá sentado en el piso del baño, había sacado el excremento de la tasa y embarraba las paredes con las manos llenas de caca, cuando lo vi, le grité para que parara de hacerlo, me dio mucho asco, le gritaba con todas mis fuerzas, diciéndole que no fuera puerco, ni atascado, sucio, cochino, lo jalonee, sacudiéndolo de la ropa, yo no paraba de gritarle e insultarlo; después de pegarle y aventarle agua fría para bañarlo y limpiarlo, volvió su rostro, me vio con esos ojos azul plumbago, de los cuales escurrían las lágrimas, y me preguntó con una voz llorosa y lastimera que por qué no le daba de comer, en lugar de bañarlo y pegarle. No pude aguantarme, lo abracé y me puse a llorar junto con él. No sé cuánto tiempo lloré abrazada de papá, lloraba y sollozaba como un niño y me pedía que no le pegara y que mejor le diera de comer.
¿Recuerdas a papá? Alto, fornido, bien formado, con esos ojos azules y pícaros que no paraban de moverse, siempre reluciendo de limpio, extremadamente bien vestido, imponente, sabíamos cuando entraba a la casa, esparcía su fragancia cara y refinada, con un bigote que cuidaba con gran esmero y además sabia lucirlo, con su voz de tenor bien modulada, en fin, todo un galán, ahora es solo un guiñapo
Hoy le he pedido a Dios que se muera, para que deje de sufrir, que nos deje descansar, que termine de pagar sus pecados en la otra vida o donde sea, pero que nos deje vivir tranquilos, ya no puedo hacer nada por papá, ya no quiero ser una esclava dedicada a un hombre muerto en vida, sin esperanza alguna, estoy cansada de términos médicos como afasia, agnosia, aprasia, déficits cognoscitivos, infección crónica del sistema nervioso central, deficiencias nutricionales, factores tóxicos/metabólico, demencia, declinación funcional, delirio, diagnóstico diferencial, demencia vascular, demencia prodomal, pruebas neuropsicológicas para evaluar el deterioro de la memoria, etc. No quiero volver a oír hablar de medicamentos como el nootropil ni de ningún otro. Mi papá está muerto en vida, muerto, totalmente muerto, no puedo hacer más que enterrarlo hoy mismo. He deseado que se acabe el mundo, que deje de lastimar a la familia.
Recuerdo como se inició la enfermedad del Alzheimer, cuando papá olvidaba los eventos cotidianos, se le olvidaba parte de su vida, cuando hacía los cheques no podía llevar a cabo las restas más sencillas, su capacidad para salir se le comenzó a dificultar, se desesperaba cuando no podía recordar las palabras o las situaciones, negaba que estuviera enfermo, y comenzó a platicar de su muerte, diciéndonos que él no iba a ser una carga para la familia, que nunca dependería de ninguno de nosotros que estaba buscando la forma rápida, sencilla y sin dolor de suicidarse, comenzó a buscar información y encontró su cianuro de potasio lo ingirió enfrentando su muerte. Nos libró de él, pero no de su recuerdo.
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