martes, 5 de mayo de 2020

Mis ganas de vivir te las de a ti

Ya es muy tarde y todavía ese joven de 18 años esta tumbado en la cama no se ha levantado ni a comer: piensa su madre en qué momento su hijo paso de ser alegre y lleno de sueños a alguien totalmente inmotivado sin ninguna razón aparente; le preocupaba su salud mental, todos sus familiares estaban desconcertados con su comportamiento .

Ella ha buscado ayuda especializada y no ha obtenido resultados, pues él se niega hablar solo le prescriben píldoras que como dice el solo lo hacen dormir. Un día hablando con una amiga esta le dice que conoce a una psicóloga joven pero que se interesa mucho por sus pacientes, de inmediato pide una cita con ella y le cuenta todo a la psicóloga y va a su casa y le pide conversar con él pero en otro lugar para apartarlo un poco de la cotidianidad que lo rodea quizás en el parque de la esquina él se queda pensando y no dice nada, pero ella no da tiempo a que salga de su boca el no rotundo que esta por explotar y lo agarra del brazo y le dice vamos . 

Estando allí, ella comienza hablar con una gran empatía, el entra en confianza y habla pero había un detalle que ella no conocía que tartamudeaba un poco; él le dice que se sentía mal porque no era capaz ni de enamorar a una muchacha por miedo a que no le salieran bien las palabras y que se rieran de él que ya no tenía ganas de vivir que no veía ningún motivo para hacerlo ella lo miraba mientras pensaba que el había entrado en un cuadro depresivo provocado por el deseo de hacer algo y la frustración de no tener el valor de hacerlo lo llevo a este cambio en su estado de ánimo. Cuando él se desahogo totalmente ella le dijo escucha: A veces comienza el día y no tenemos un propósito de vida, pero que mas incentivo que el de tener a una familia, podemos dejar de trabajar o dejar de estudiar por designios de la vida pero la familia no nos deja, desde ese abuelo o abuela que son nuestros consejeros espirituales hasta el mascota de la casa siempre nos quieren levantar el autoestima, de esa tía que conversa contigo como amiga o de tus primos que con ocurrencias te alegran el día ,y los padres que aman sin medida; una familia reunida riendo de las vivencias de cada quien, piensa que algunos disfrutamos de ese tesoro, mas hay quienes no tienen el apoyo de su familia. El muchacho lloro desconsoladamente como si hubiese esperado todo ese tiempo que estuvo tan triste por esas palabras tan esperanzadoras .Y al final con mucho empeño de su parte y ayuda de la psicóloga volvió a ver la vida desde otra perspectiva con el convencimiento de que la que lo quisiera a él lo iba aceptar como es.

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