Soy invencible, inmortal, dormir es un lujo, puedo prescindir. Cierro los ojos, me elevo hasta el cielo, cruzando galaxias, veo a los jinetes, el apocalipsis se acerca. Una voz me susurra, eres un soldado de Dios, el elegido, sentado en un lobby converso con ancestros, como viejos amigos, ellos me dan fuerza, me protegen y entienden.
Corro por la playa, cargo fuerzas. Descalzo en la hierba, siento energía levitando desde el suelo, inundando mi cuerpo, me recargo.
Me lleva al hospital. No estás bien dice, pero estoy perfecto, soy invencible. Allí sabrán la verdad, un TAC revelará mi actividad cerebral. Largas esperas, varios doctores, miles preguntas, sin comer ni dormir. Debes quedarte en observación.
Estoy ingresado, van a inyectarme vitaminas, el pinchazo pica. Quiero salir, no sé porque, corro por el pasillo, cinco o siete enfermeros, pierdo la cuenta, me reducen, inyectan de nuevo. No son vitaminas.
Despierto en la cama, atado, por mi seguridad dicen, pero me siento solo, quiero un abrazo.
-Desátame.
Ella niega y llora. No entiendo, vacío, soledad.
Una idea me aborda, teoría del alma, Platón, el alma perfecta, abandonando el cuerpo, elevándose. Mi alma está completa, quiero elevarme, desvanecerme, pero estoy atado, no puedo moverme.
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