Angustiada. Ana relató las violencias que sufría: "Lo veo a él y me broto toda"
Su llanto la inundaba en cada sesión. Entre lágrimas relató: "Quiso abusar de mí. Lo vi parado al lado de la cama. Me dijo que: "vengo a buscar lo que es mío. Vos sos mi mujer todavía ", forcejeamos y no pasó nada. Discutimos y él preparó el bolso para irse. Ahí supe que iba a quedarme sola y me quise tomar un blíster de pastillas para morirme".
Se le indicó asistir a la guardia de salud mental por medias riesgo para sí misma y manifestó resistencia. Posterior a esto, Ana dejó de asistir al tratamiento interdisciplinario.
Puedo concluir que, desde mi lugar, me convertí en testigo de una situación de múltiples violencias que mediaron riesgo para la vida de la paciente. La posibilidad de denunciar estuvo siempre latente, pero su significante, también.
¿Pensar únicamente en la denuncia es enfundarse la capa y la espada cuán héroes en salud mental? ¿Cuál es la delgada línea entre el cuidado de esa persona sufriente y la sobreprotección que puede llevar a la obturación de la potencia subjetiva?
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