martes, 5 de diciembre de 2023

Equilibrio

Al Doctor Ernesto le gustaba cocinar. Cada domingo, mientras sus tres hijos lamían la savia de la educación hogareña y hasta que se desprendieron del calor matripaterno, cocinaba un plato especial con una mezcla de placer y ternura. Cada uno de tales días era acompañado de un mensaje pedagógico derivado de su experiencia clínica. La vida es como un Chop suey con arroz, tres ingredientes determinantes: proteínas, vegetales y carbohidratos, decía. El número tres era una referencia en su vida. Tres fueron sus hijos. Tres títulos universitarios obtuvo (psicólogo, psiquiatra y antropólogo) en su pretensión de comprender la naturaleza humana. Tres árboles ha sembrado y treinta libros ha escrito hasta ahora.

En su largo peregrinar por más de treinta años dirigiendo terapias y asistencias a inestabilidades emocionales y tránsitos de comportamientos perturbados de seres condenados previamente a insanía mental, había alcanzado a comprender que el enjuiciamiento de la conducta humana a menudo está más impregnada de dogmas y prejuicios de los evaluadores que de la desviación de la normalidad o racionalidad de los individuos evaluados. Decidió entonces construir una clínica de atención psicológica y psiquiátrica cuyo nombre resumía su filosofía: Clínica Los Tres Platos: Cuerpo, Mente y Espíritu.

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