Entra el profesor… y yo sin ordenar mi mesa… rotuladores a la izquierda, bolígrafos a la derecha y los apuntes, en el centro. Ya está.
Pongo la fecha en una nueva hoja y repaso dos veces cada número, luego los subrayo. No puedo terminar porque Lucia me distrae… ya empieza a bostezar y yo no puedo dejar de contar las veces que lo hace… el último día, treinta veces durante los cincuenta minutos. También Javier ha empezado a darle tirones a la melena de Ariadna, en total suele estirarle del pelo unas cuarenta veces. Y Miguel, como es muy presumido, se toca el pelo veinte veces para colocarse bien el tupé. Me distraen porque no puedo dejar de mirarlos y contar. También cuento las veces que repito una palabra, cinco veces la palabra veces, bueno, con estas dos últimas, son siete. Y ellos se han dado cuenta, por eso siempre me hacen la misma broma:
- Toc, Toc, puedo pasar?
A menudo lloro y me quiero morir, pero hoy, mi amiga Irene me ha abrazado muy fuerte mientras me hablaba al oído.
- Toc, Toc ¿puedo pasar?
Pienso en Irene y sonrío. En el fondo, ellos se parecen a mí.
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