La muerte es un cuarto oscuro de paredes muy chicas sin ventanas. La vida es todo lo que está afuera de él. Nunca nadie piensa que las nubes grises le persiguen, justo hasta que lo hacen. De pequeños, vivimos la dulzura de nuestra inocencia con el fervor de la vida que nos llena. Pero la vida pasa, crecemos y ya los amigos con los que jugábamos a ser inocentes son conocidos que, con suerte, no se han apropiado dolorosamente de nuestra juventud. Con pena en el alma y la abuela en la gloria, me como yo el trauma con patatas de desayuno; pues, mamá está trabajando y papá se fue. La luz me ciega y lo único que quiero es perderme en un sueño profundo y luego salir volando. Me cuesta pensar que hablar del suicidio es idolatrar la muerte. El cuarto oscuro siempre tiene la puerta abierta para darle la bienvenida al que no quiera estar afuera viviendo la vida y disfrutando la luz. Ahora mismo el cuerpo lo que me pide es dormir, pero mamá llegó con ganas de bailar y la tita está friendo croquetas. -- Mamá, tengo algo que decirte.
Blog con los relatos presentados al concurso convocado por la Plataforma “Salud Mental y Cultura”, integrada por la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital de Los Arcos-Mar Menor, las concejalías de cultura de los municipios de Los Alcázares, San Javier, San Pedro del Pinatar y Torre Pacheco, las asociaciones AFEMAR, AIKE Mar Menor y LAEC, y la Fundación entorno Slow-Proyecto Neurocultura de Torrepacheco.
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