La mayor parte de mi vida, me he sentido como una boñiga seca en medio de la nada, a la que le das una patada y te quedas tan a gusto. Cuantas veces he deseado acostarme y quedarme dormida para siempre.
Me he pasado la vida recordando todo lo que me ha hecho daño, he sufrido mucho por ello y he caído en muchas depresiones que me han hecho caer en un pozo muy profundo, del que pensaba que no iba a salir nunca. También he realizado varias psicoterapias que, afortunadamente, me han ayudado mucho.
Por fin he comprendido que debo dejar atrás el pasado y que, en cierto sentido, fui yo la que consentí que los demás tuvieran la oportunidad de hacerme daño. "No ofende quien quiere, sino quien puede", me costó mucho entenderlo, pero por fin lo conseguí. He sido yo y solo yo, la persona que he dejado que los demás enturbien mi vida y no me hayan dejado ver los rayos de sol que nos alegran cada mañana y nos llenan de alegría.
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