Había dormido fatal otra noche más, en la oscuridad, sus demonios habían bailado al compás de sus pensamientos. Hoy levantarse de la cama iba a ser todo un reto. Al apoyar el primer pie en el suelo la sensación de frío se le clavó en las plantas como cuchillas que penetraban en su piel. El peso de su cuerpo se sentía como toneladas de hormigón, obligándola a tener que hacer un mayor esfuerzo para mantenerse en pie. Al mirarse en el espejo le costaba reconocer a la persona que le devolvía la mirada. Unos ojos vacíos y cansados, en los que podía percibir el agujero que ahora mismo se estaba formando en su corazón. Sentía como a su alrededor solo había un precipicio enorme que le separaba de la realidad. ¿Qué pasaría si mañana no estuviera aquí? ¿Quién notaría su ausencia? Cuando está a punto de volver a meterse en la cama, alguien abre su puerta y, de repente, un rayo de luz ilumina la oscuridad de la habitación. Era su compañera y mejor amiga, que la miraba con preocupación y cariño. Entonces se dio cuenta, que ella siempre estaba ahí. Sonrió sin pensarlo. Sabía que ella notaría su desaparición.
Blog con los relatos presentados al concurso convocado por la Plataforma “Salud Mental y Cultura”, integrada por la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital de Los Arcos-Mar Menor, las concejalías de cultura de los municipios de Los Alcázares, San Javier, San Pedro del Pinatar y Torre Pacheco, las asociaciones AFEMAR, AIKE Mar Menor y LAEC, y la Fundación entorno Slow-Proyecto Neurocultura de Torrepacheco.
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