El tiempo

Mira que lo deseo y qué poco me gusta cumplir años. Soy consciente de que tengo que cumplir años; quiero, pero no quiero. Esa dicotomía me acorrala.

Por momentos, en mi aniversario, el vestiglo me acecha. Me arrastra hacia la oscuridad y mis ramas se marchitan. Entonces me desvanezco entre arrugas y me vuelvo invisible. Mis canas incipientes muestran una decrepitud cada vez más cercana que calcina los segundos restantes.

Por un momento quiero que todo termine. La nada se apodera de mí.

Pero una fuerza emerge de las profundidades y corro frente al espejo. Rememoro quien soy, observo esquejes de lo que todavía puedo ser, para destrozar al monstruo. Recuerdo que no hace tanto tiempo domeñaba huracanes. Por todo, hoy celebraré mis horas rodeada de los míos. Este día estará bañado por un mar de confeti y olerá a galletas. Estoy viva, viva, ¡más que viva! Y cada mes de julio brindo por la persistencia a la vez que maldigo mis achaques ostensibles.

Resistir es la única forma de aceptar la muerte. Las tinieblas llegarán, pero muy a su pesar, de momento cumpliré un año más.