viernes, 1 de diciembre de 2023

Brisca

Siempre son los que parecen estar más felices, los que animan las fiestas, los que nos hacen reír a los demás. ¿Quién les hace reír a ellos? ¿Quién se queda a barrer cuando la música deja de sonar? Yo lo digo siempre pero a mí nadie me escucha. Hay que llamar de vez en cuando, no cuesta nada. Asegurarse de que uno está bien, de que está a solas porque quiere. Cuando se va el último invitado, cuando no hay que seguir fingiendo, es cuando se pasa peor. Lo sé porque yo misma he mirado a la bestia a los ojos y reconozco las cicatrices. Cuando uno se permite a sí mismo pensar, casi incluso disfrutar del nudo en la garganta, como si la oscuridad en sí fuera lo que da sentido al sinsentido.

Pensaba llamarla anoche. Es fácil de decir ahora, por supuesto, pero es verdad. No llamé porque tenía Brisca con las amigas. Ni siquiera quería ir. Pero fui. Fui, y se me olvidó llamarla. Quizá si hubiera llamado sólo para saber que estaba bien… quizá una voz amiga, inesperada, en el último momento…

Ella siempre era la alegría de la fiesta.

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