Desde que era un adolescente, las voces en mi cabeza me acosan sin piedad "Nadie te quiere, eres un estorbo" "Todos te odian y están conspirando contra ti" "Tu familia planea encerrarte ". Palabras que cortan como cuchillas, que matan mi autoestima "¡soy despreciable! ¡quiero morir!" Cuando estoy con pensamientos oscuros e insoportables, me hospitalizan. Al atravesar ese umbral, veo las paredes blancas y frías que confirman el fracaso de mi vida. Aquí dentro sólo las pastillas calman mi angustia. Es un faro débil en la oscuridad, un alivio momentáneo en medio de la tormenta que me hacen saber, que las voces tenían razón. Siento una oleada de odio desgarrador que me consume. Necesito desesperadamente un rayo de luz.
Hoy me encuentro aquí, frente a ustedes, para pedir ayuda. Mi voz se alza desde el abismo en el que estoy atrapado, un grito silencioso que busca desesperadamente una mano amiga que me guíe fuera de esta oscuridad. No puedo hacerlo solo, y aunque la desconfianza me pesa, también sé que la esperanza, aunque frágil, sigue en mi interior. Hoy pido su apoyo, confiar que tal vez, cuando lean esto y lo comprendan, puedan salvarnos.
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