Mis conocidos siempre me decían:
"Qué bien te vemos"
Yo les contestaba educadamente:
-" Gracias, igualmente."
Pero ellos no veían que mi luz interior, la mental, se apagaba y que si no ponía remedio terminaría mi llama de vida totalmente anulada.
Un día me dije:
-" No calles más, pide ayuda de especialista que te oriente antes de que sea tarde."
Fui al psicólogo y me habló así:
-" Puedo ayudar a avivar ese fuego pero, para conseguirlo no basta con el soplo de los entendidos en el tema, el que de verdad ha de darle alta llama eres tú; sin la férrea y dura madera de tu voluntad nada lograré. Si no lo haces el puente que te tiendo se romperá y la poca llama que queda se apagará para siempre."
Cuando salí me apoyé en aquella barandilla , en la que otras veces estuve tentado a saltar hacia el vacío, y pensé:
-" Nunca seré yo quien apague la luz de mi mente, aunque se nuble el futuro y me pongan altas barreras avivaré la única motivación para vivir, la salud y claridad mental ."
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