miércoles, 27 de septiembre de 2023

Lo normal



Lo más importante que alguien puede hacer por ti es abrirte los ojos. La gente con la que elijo quedarme tiene esa capacidad y la ejerce sobre mí sin pretenderlo y sin ser consciente de su efecto transformador. Por eso cuento con ellos, porque mi naturaleza no fusiona bien con prejuicios que se encubren en consejos, con dogmas que se disfrazan de certezas absolutas y con radicalismos que enmascaran iras individuales no resueltas. Sin embargo, hubo un momento en que estuve a punto de irme, sentía que vivía por inercia, experimentaba la desolación de ser consciente de que había perdido la vida sin haber muerto. Alguien me dijo que intentara profundizar, no abarcar. Fue un desconocido. Venía del tiempo en el que las personas eran personas. A regañadientes, me quedé. Desde entonces, intento recuperar un mundo abolido, un lugar donde sus habitantes estén en paz consigo mismos y ayuden al que sufre por ser diferente. No solo le ayudan, se ponen en su lugar y asumen su diferencia como propia con el objetivo de atesorar recuerdos hermosos que justifiquen sus vidas.


AUSEVA



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